martes, septiembre 26, 2006

El rabito del limón

De entre mis pequeños placeres, me gustaría ennumerarlos, pero no los puedo pensar ahora mismo, sólo los hago y cuando los hago, siento ese pequeño placer y me recuerda que, en efecto, es uno de mis pequeños placeres.

Y es que lo recordé, cuando fui "al súper", estando en la sección de frutas y verduras, me acerqué a escoger algunos limones, y mientras los cogía uno por uno, los acariciaba -para reconocer los lisos, que son los más jugosos- y tocaba el rabito -lo que queda de la rama-, para comodarlo en mi mano con rigidez y así apoyar mi pulgar sobre el rabito para después, empujarlo con presión hasta quebrárselo hasta separarlo por completo. ¡¡Wow!! Qué bien se sentía.

¿Que si soy rara? No lo creo, sólo son de esos pequeños placeres que disfrutamos sin meditarlo, sólo lo sentimos y ya. Tal y como nos los muestra Jean-Pierre Jeunet en su película Amelie: disfrutar de esos pequeños (medianos y grandes) placeres que la vida nos da.

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