¿Será terquedad? ¿Será que sí soy terca? ¿Será que soy muy terca?
La real Academia de la Legua Española dice:
terco, ca.
(De or. inc.).
1. adj. Pertinaz, obstinado e irreducible.
2. adj. Dicho de una cosa: Bronca o más difícil de labrar que lo ordinario en su clase.
(De or. inc.).
1. adj. Pertinaz, obstinado e irreducible.
2. adj. Dicho de una cosa: Bronca o más difícil de labrar que lo ordinario en su clase.
No, no quiero ser necia, obstinada o enajenarme con algo, eso ya lo aprendí. En la mañana, venía recordando sobre situaciones pasadas y concluí que no debo de caer en los mismos torpes errores.
Del único que me he expresado mal, avergonzándome de la relación que tuve, fue con el ruco. Él me llevaba 10 años, cuando aún trabajaba en chili's. ¿Que qué me fijé en él? Me lo pregunta incansablemente Marycarmen y también me lo pregunto yo por vergüenza. La respuesta: no-lo-se. Fue una relación muy fea, donde el tipo vivía deprimido por su vida, por quien era y pues no era para menos, sus padres se habían divorciado cuando él era aún peque, su papá se fue con otra vieja. Su mamá, cuando él tenía veintitantos, había fallecido. Meses después, el papá también muere en un accidente automovilístico. A veces él era divertido y creo que fue lo que me atrajo. Después, se la vivía quejándose de su vida, que era un asco. Yo trataba de ayudarle en cuanto podía, aveces ya no sabía si él ponía o no de su esfuerzo. Terminé por lo sano: él, se obsesionó conmigo. Ese mismo año, conocí a leías y al siguiente año ya estaba casada.
Con leías, después de nuestra crisis, él decidió volver. He de confesarlo, seguía yo un tanto molesta con él. Desde mi cumpleaños en el 2005 que se vino a Monterrey a vivir, él no encontraba trabajo, más sólo trabajó un mes, en julio de ese año. Me ayudaba económicamente con lo que podía. Para el año siguiente, en el 2006, yo le había puesto un límite de tiempo y para resolver ese relojito tic-tac, lo más fácil que encontró fue un trabajo, pero en Guadalajara. ÉL decía que no había oportunidades para él en Monterrey. Posible cuadro real: leías nunca quiso vivir en Monterrey, optó por lo "fácil".
El panorama: o atraigo hombres con esos problemas o, cuando los tengo atraigo sus problemas a ellos.
Cuando recién conocí a A, me decía que trabajaba en el negocio familiar. En su momento me dije, bien, seguramente debe tener estabilidad emocional y económica. Cuando me dice que hubo algunos problemas y que el negocio se había disuelto, pensé, uy qué mal, es un hombre fuerte e inteligente que seguirá adelante.
Cuando conocemos a alguien o también cuando nos presentamos a alguien, generalmente mostramos nuestra mejor cara. Fue por ello que me enamoré de él. No me gustan las personas problemáticas.
He estado en situaciones donde los problemas de ellos no me incumben y prefiero no involucrarme de a gratis, es por ello que mejor me doy la media vuelta y me voy. La razón, es obvia: no me interesan.
Cuando aún y con sus problemas, depresiones y demás estoy al pie del cañón, la razón, es obvia, el tipo me gusta.
Tenía que desahogarme: me parte el corazón verlo así, deprimido. Es obvio, el no tener trabajo, sobre todo en un hombre, es completamente deprimente. Quizás por eso ya no entendía a leías, quizás ya no me interesaba.
Con A, vuelvo a apostar, vuelvo a jugar. Sepa la madre si será una prueba del destino. Es por ello que no me siento terca, sino que en verdad he vuelto a sentir amor. A veces hay momentos en que podemos servir, quizás otros ya no. Es por ello que aprendí de mis errores. Dejaré que resuelva su problema, es mejor no intervenir, sólo estaré al pendiente.
A, es una persona muy divertida, inteligente y ocurrente. Todos tenemos nuestros lados y él está pasando por una fuerte crisis emocional aún no resuelta. Su fantasma: su padre. Cómo me encantaría que Jelipe lo ayudara, lo más hermoso, es que A está consciente de su problema y que necesita ayuda, sin duda, es paso es.... enorme.
Alguna vez Renata dijo que tendemos a atraer personas con problemas y actitudes similares. A veces así lo creo, a veces creo que mi patología es desaforar mi instinto maternal de protección.
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