Osita, así me llamaba en la intimidad, mientras yo le decía gordito. Sí, en esos tonos tan suaves y agudos que sólo la cursilería lo permite.
F. estuvo visitando la ciudad de una forma imprevista, tanto para él como para mi, pero más para mi porque según él y su esposa me estuvieron entre mandando mensajes y llamándome para avisarme de tan repentino viaje de trabajo.
F. trabaja para la Semarnat y pues fue un llamado estatal a la federación los calores tan extremos que provocaron sequía en el estado, mismo que provocó la muerte de una que otra planta y no dudo que algo de fauna. A este llamado que se le hizo a la federación, F. entre otros compañeros suyos, lo atendieron y más con la noticia tan desgarradora de que los ositos u osos negros, se estaban bajando a la ciudad por la falta de agua y alimento y quizás otras causas entre otras.
Ya tenían varias semanas que se presentaban estos casos, en Monterrey, en Apodaca, en El Carmen hasta en Zaragoza, donde su clima es más húmedo y frío que al norte del "estado de progreso".
Después de haber convivido un par de días con él, llegó la hora de despedirlo, que por cierto, antes de irse, decidió cambiarse de ropa y sacó una playera promocional que le había regalado el gobierno, que decía "NUEVO LEÓN, TIERRA DE OSOS". Una vez que vi lo que era le dije, no gracias, mejor llévatela tú de recuerdo aunque él insistía que me la quedara le dije, no, mira, tú llévatela y cuando vayas a tu reunión de Búfalos mojados, te la pones, ¿va? a lo que su sonrisa delataba más que sus palabras y moviendo ligeramente su cabeza de un lado a otro con sus ojos entre cerrados sólo me responde con ímpetu qué cabrona eres.
miércoles, julio 09, 2008
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