Hoy caí en cuenta de algo más. Creo que anoche o hace poco dije la edad de el místico impostor.
Hoy, al ir al cajero, me di cuenta que mi clave lo forman nuestras dos edades, 2934. Esta es nuestra última quincena en esa tarjeta, así como quizás de los últimos círculos que quedan por cerrar con él.
viernes, agosto 01, 2008
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