jueves, octubre 29, 2009

inicia plan B


Ayer inició el cortadero de cabezas. Después de la junta con el Concejo, mi jefa me dice que quiere hablar conmigo discretamente, el asunto: recorte de personal. "No te asustes, tú no sales", me aclaró. Me dijo que esa misma mañana el otro jefe (el hombre malencarado) habló con ella, diciéndole que desde oficinas de gobierno habían mandado las listas del personal que deberían despedir, entre ellos mis archivistas y B. Me sobresalté cuando me enteré que ella, mi compañera de escritorio, era una de las afectadas. Me dijo que entre el jueves y viernes el director administrativo hablaría con ella, pero que quiere decirle antes a B para que no le caiga de zopetón, ya que a ella le había ocurrido un par de ocasiones y dice fue una experiencia nada agradable, mientras sus ojos comenzaban a brillar aguantándose las lágrimas, cuales aquellos grandes ojos caricaturescos de Remi. Igualmente me contó de la supuesta reestructuración que se daría entre finalizando este año y los primeros dos meses del siguiente.

La noticia me conmocionó, necesitaba decírselo a ella, desahogarme con ella, para cuando lo estaba haciendo me dijo que "ya lo sabía". En efecto, también ese mismo día la habían citado en el matadero.

La noticia golpeó a todos, sobre todo a los afectados, a mis afectadas. Los rumores empiezan a polular cada vez con más fuerza. Eso, rumores.

Lo simpático de esa noche fue que por el tráfico provocado por unos feligreses, no pude llegar a mi yoga, por lo que decidí a dar un paseo con la pelos. Ya de regreso, me di cuenta que era una mini feria, por el día de San Judas en la iglesia cerca de mi casa del mismo nombre, sí hasta ese día me entero de qué era la iglesia.... sí, qué irónico, ese es el patrono del trabajo y las causas perdidas, así que decidí cooperar a mi manera comprando una de las cenas por 35 pesos, sí, como diría Lagrimita, ¡qué barato! Así que entre la orden de la cena, la pelitos y la ñora que no me quiso poner más papas para mis enchiladas pero quien finalmente me las dio, pedí por ellas, por que consigan un trabajo con buena paga y por conservar el mío.

Las enchiladas estaban sumamente deliciosas pero también muy grasosas, tanto que al día siguiente Pablo notó que no me estaba alimentando bien, bu!, esas enchiladas y cheve chismosas.

Esperemos y esto no empeore. Lo que sí es que por algo bueno suceden las cosas.

Por mientras, a poner en marcha mi plan B.

No hay comentarios.: