Hoy, uno de esos calorones y una con calefacción incluida, no está chido. Lo que estuvo chido fue que quisiéramos ir a noviar el marido y yo, nuestro primer intento fue ir a la macroplaza, a veces está fresco y es divertido ver la diversidad de fauna que hay alrededor, además, habría uno de los eventos de esta H. institución. Ante el calor joditivo, abortamos la idea de pasear además de mi novedad de estacionarme en cuanto parquímetro vea desocupado, sólo para desquitar la calcomanía mensual que me compré, mejor decidimos (en verdad propuse y él aceptó) la idea de irnos a refugiar al cuarto con climita fresco pero en el camino, me acordé algo que tenía muchas ganas de hacer, pararme en una tipo "Michoacana" en una de las contraesquinas de la super Alameda a comprar una paleta de tamarindo para refrescar este cuerprecito. Ahí también había parquímetro por lo que mi ridícula emoción saltó y claro, como siempre desde que tengo la calcomanía, había un parquímetro con tiempo, por lo que le dije al marido que esa se la dejara para alguien más y nos moviéramos uno atrás que estaba "expirado". Sí, como siempre, su mirada y su sonrisa de "no entiendo tu locura pero así te quiero" mientras obedecía las indicaciones.
He de confesar como tlacuache fresa que soy, nunca había ido a esas paleterías de la Alameda, si me escuchara Juanito sólo me diría "¡¡Celiiiiine!!!!, ¿cómo que nunca has incursionado en esos servicios alimenticios de centros recreativos de la chusma regional???" y bueno, también ya sabría mi tentativa respuesta.... el punto es que vi 4 refrigeradores con la más exquisita y extensa variedad de helados, aguas frescas y paletas que ni en La Sultana había visto, por lo que me quería llevar TODOS y yo tan sólo que quería una paleta de tamarindo, en verdad, me quería comer todos y el chavito que atendía sólo le daba risa que preguntaba "¿y este de qué es?, ¿y ese?, ¿y este?", en fin, el marido como buen consentidor que es, sólo me dijo, pues pides todos los que quieras y como se que me lo cumple, mejor le dije, me llevo este y al ratito regresamos por otro. Yo ya era feliz y fresca con mi paleta de agua de tamarindo y el marido con una mangonada que estaba bien pinche buena la desgraciada que le di unos muy buenos llegues.
De ahí nos cruzamos al frente, a la mera plaza de la Alameda y le dije, anda, ven, vamos a noviar. Le platiqué de cuando llevé a Renata y a Paola a conseguir novio gracias a la Kika. caminamos un poco, vi una fuente muy bizarra con cabezas de cabritos y con una mezcla de colores populares y urbanos, hasta él se rió porque sólo le daba el avión mientras observaba sin comprensión ese putazo a la antiestética. Seguimos caminado y nos detuvimos a lo lejos, justo en una perspectiva amplia para observar un "edificio viejo y en ruinas" que más que todo, fue uno de los cines más importantes de la época y claro, siguiendo el contexto lo que en aquellos años era "La Alameda". Me gustó su ojo vivaz que no muchos lo tienen, mientras criticaba el gastadero de dinero en el nuevo edificio de gobierno donde están utilizando el terreno "en renta" cómo no adecuar estos viejos edificios que se nota fueron importantes en la época. Justo le comenté que ese sería un edificio que formará parte de un recorrido "Cines de antaño" y bueno, me gusta su ojo explorador. Las intimidades no caben en este espacio.
Seguimos la caminata y que su ojo explorador encuentra otro sitio para recrearse: el beisborama. Claro, tan viejo y descuidado como su contexto ambiental, sin embargo se emocionó cuando lo vio y dijo, "tengo que venir mañana a preguntar, a ver, a practicar" y pues claro, para qué esperar hasta mañana, vamos de una vez, le dije. Y así fue, fuimos a preguntar precios y demás y, pues cual su contexto, relativamente económico, 16 pitchadas por 10 pesos. Uuuuy, me platicó de cuando niño, en Obregón, practicaba en un equipo de beisbol, además, es una actividad desestresante, justo lo que él necesita. Claro, me dejó su mangonada que le di unos buenos llegues mientras se prepareaba para batear, me dio un chingo de risa que se me figuraba al "Chavito" que cuando me dijo, ¿a cuál chavito?, y yo, pues al chavo del 8, jaaaaaaaaaaaajajajajajajaa, sólo soltó su carcajada mientras me empujaba y me decía "pen-de-jajajajaja, ba-bo-sa jajajajajajaja". Sí, él sabe que soy muy burlona y cabrona y definitivamente eso es de lo que más le gusta de mi.
La Alameda ya nos quedaba corta, por lo que acortamos camino un poco más allá de la mitad para regresarnos por ooooooootra paleta, esta vez la mía era de pistache y la de él era de tamarindo.
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