Lluvia al fin, qué rico es llover cuando uno está dentro de casita, no me gusta mojarme cuando voy a algún lado. Cuando ya voy de regreso a casa y sin algo importante por dañarse, sí acepto mojarme, anoche pude haberlo hecho, pero aún no llovía.
Una casacada que caía del techo de mi cuarto, en una bolsa de pintura acumulada de agua, fue lo que me despertó a las 4:10 am. Corro para ir por un trapeador y una cubeta y doña Pelos corre tras de mi, intentaba limpiar mietras doña Pelos jugaba con el trapeador sin dejarme hacerlo. Se bajó la intensidad de la lluvia y al mismo tiempo la intensidad de la gotera. Hacía mucho que no sufría de goteras. Doña Pelos con sus patas sucias y pisando el agua, se le hizo lodo, marcó sus huellitas en el piso y seguramente lo hizo en mis sábanas limpias de color hueso.
Me vuelvo a dormir y despierto hasta las 7, ooops!!!! ya no hice ejercicio. Hoy por primera vez en muchos meses que me baño con agua calientita, estando en el agua lo disfruté, al salir no, raro pero no me sentía fresca.
Ahora es cuando agradezco tener mi carrito, me mojo menos cuando antes andaba a patín.
Qué rico es ver llover sin mojarme.
Quiero ver llover otra vez y sin mojarme.Quiero quedarme acurrucada en cama viendo películas.
Quiero usar mis pijamas de otoño.
Quiero bañar a doña Pelos para dormir con ella y sus pelos me calienten.
Quiero que la lluvia sólo refresque y que no trastorne la ciudad.
Quiero un te de zacate limón con leche evaporada y endulzado.
Quiero repetir esos viejos tiempos con mis hermanos acurrucados en el sofá y arrebatándonos las cobijas y dejarnos consentir por mi mamá y decir estupideces como siempre.
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