martes, octubre 24, 2006

Chiquis, Chiquis, Chiquis

La mano de la señorita ExQ representando la mano de la niña mientras llamaba a su perro.

Fue esa misma tarde, en la que la señorita ExQ me había acompañado a pasear a doña Pelos, la misma en la que por primera vez le llamaron Federica.

Caminando por las calles del centro de la ciudad, más bien, cerca de donde vivo, unas cuadras y minutos después de que habían llamado erroneamente Federica a doña Pelos, caminaban en contra del sentido como nosotras íbamos, una niña y su perro al parecer llamado Chiquis, mismo que caminaba adelante de la niña y sin correa. Seguíamos caminando y llegó el momento en el que teníamos que encontranos y cruzarnos por el camino, así que el perro comenzó a oler a doña Pelos, ella lo olió como se huelen los perros instintivamente para conocerse y saludarse, después de su saludo continuamos nuestro camino, pero el perro prefirió seguir oliendo a doña Pelos pero a ella ya no le interesaba, el perro siguió caminando hacia donde nosotras nos dirigíamos y seguíamos avanzando, por lo que la niña, como de unos 8 años, empezó a llamar a su perro diciéndole con su voz infantil y pausada "Chiquis, Chiquis, Chiquis" pero el perro no le hizo caso y se fue tras doña Pelos.

La niña se detuvo y seguía llamando al perro "Chiquis, Chiquis, Chiquis", la niña había quedado atrás y no la veíamos sólo la escuchábamos, la niña, antes de que se diera por vencida, decidió retroceder su camino ya recorrido para seguir llamando a su perro "Chiquis, Chiquis, Chiquis", tuvo que retroceder tanto que ya nos había alcanzando y la teníamos adelante de nosotras y fue cuando la pudimos ver, llamando a su perro, quizás como lo hace para llamar su atención, quizás simulando en su mano una seña como sosteniendo un pedazo de comida para llamar la atención del perro, simulaba sostener ese pedazo de comida con tan sólo su dedo pulgar e índice, mientras el resto de sus dedos de esa misma mano estaban rígidos. La niña seguía tras del perro haciendo el ademán con su mano y no se detenía en ningún momento repitiendo "Chiquis, Chiquis, Chiquis". Y así la niña recorrió con nosotras cuadra y media y el perro continuaba sin hacerle caso a la niña y seguía tras doña Pelos.

A la niña nunca se le ocurrrió agarrar a su perro para continuar su camino. Fue ahí cuando la señorita ExQ se estaba empezando a fastidiar por la necedad de ambos: del perro por seguir tras doña Pelos así como de la niña llamando a su perro. Fue al fin que al llegar a la esquina, otra persona se pudo hacer cargo del perro cargándolo y llevándoselo.

La señorita ExQ empezó a tomar esa escena fastidiosa en el momento como una burla de la necedad y hostigamiento.

Fue ahí que cuando decidimos hacer oficial el cambio de chiquis como adjetivo para calificar a las personas como necias u hostigosas, dependiendo de la situación en la que se presente. De ahí que a nuestros jefes se les diga en ocasiones chiquis, también a los hombres necios (como diría Sor Juana Inés de la Cruz) que abundan en nuestro alrededor y a veces hasta en lo individual cuando no nos soportamos ni a nosotras mismas.

Por eso... chiquis, chiquis, chiquis...

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