lunes, octubre 02, 2006

De los chiquis: Javier


Como (mala) historiadora podría decir que la "historia se repite", eso nos enseñaron que no es cierto, nada nunca (ningún hecho) se repite, para lo que nos sirve la historia es para pronosticar los sucesos de acuerdo al contexto, por lo que podemos poner en la balanza similitudes de contextos y hechos de ciertos pasados, por eso se les hace facil decir que "la historia se repite".
Ahora, platicando con mi nena, puse a trabajar a la ardillita, y me di cuenta que el chiquis Rod es un Javier en potencia (entonces otro chiquis).
A Javier lo conocí meses antes de conocer a EL, para ser exacto, días antes de su cumpleaños (porque cumple el mismo día que doña Martha) en el 2001. Fue curioso cómo lo conocí: en la calle. Iba yo cruzando el parque, me dirigía a mi casa, cuando él, en su camioneta roja se detiene frente a mi para preguntarme por equis calle, realmente le creo que estuviera perdido, surgiendo entre otros temas me preguntó que si vivía por ahí, si conocía a tales personas y demás. Despues de platicar largo rato con él, me pidió mi número y s elo di y quedó en llamarme el domingo, no lo hizo, después de ese domingo me llamó.
Javier era (o es?) una persona muy divertida, a pesar de su temprana calvicie y su delgado cuerpo, tenía algo de atractivo: definitivamente era su forma de ser. Empezamos a salir, me invitaba al cine domingo por la noche o lunes a las 22 horas, o un sábado por la noche a un antro de algún pueblucho hacia la carretera nacional, en realidad era muy divertido ese tipo. De hecho, gracias a él y a mis amigas de ese entonces, me rescataron de la graduación de una amiga, en la cual había ido de pareja con el patán de Alejandro (amigo de Jafet, entonces novio de mi amiga Mayra), me sentía terrible y deseaba irme, sólo que yo no traía ni carro ni dinero para regresarme, me llamaron y pasaron por mi, mientras todos de mezclilla y "cassual fashion", yo de vestido celeste amplio y tacones (cual cenicienta), me recogieron a la puerta del salón pasadas las 12 de la media noche. No recuerdo exactamente qué hicimos, lo que sí es que me divertí mucho, íbamos como diez personas trepadas en una camioneta "Liberty", y como yo era "el date" de Javier, mandaron a quien iba adelante a apretujarse atrás y yo muy cómoda adelante con él.
Aún era detallista (cabe mencionar que fue EL quien me lo quitó), y para el cumpleaños de Javier (que fue como en septiembre u octubre) le regalé en una caja llena con globos pequeños inflados, una Rana René grande con una camisa de que había comprado en Zara, cabe mencionar que la Rana fue porque en ese momento me gustaba mucho ese personaje además que en ocasiones me llegaba a recordarlo (quizás por su cabeza).
Javier y yo estuvimos saliendo por tres meses, quizás nos besamos en dos ocasiones, pero no había "pregunta", ni formalidad ni mucho menos compromiso. En noviembre me voy a Guadalajara con mi amigo JJ, porque nos iríamos a Michocán con sus amigos y yo con mi amiga: fue en ese viaje cuando conocí a EL. En ese viaje, lo recuerdo perfectamente, sus amigos "zopilotes", Fabián y Gilberto, habían visto "carne fresca" y ni tarde ni perezosos fueron a su búsqueda (por su puesto que hablo de mi). Por ello, no me quedó más que acercarme al más seriesito, es decir EL, y pues ni tan seriesito, que terminé por casarme con él.
Cuando regreso a Monterrey, le doy la noticia a Javier que había conocido a una persona y que me había gustado mucho, noticia por la que siente amenazado su "territorio" y por la que como perrito empieza a marcar su "territorio", es cuando empieza a buscarme más seguido, ya fuera para invitarme al cine, tomar un café, platicar, o simplemente recogerme del trabajo para llevarme a mi casa. En cierta forma le reclamé que se "había visto lento" y que ya "le habían comido el mandado" tras haber conocido a EL. Javier hizo todo lo posible para que me fijara de nuevo en él que hasta me robó un beso, beso al que gracias a eso mis dudas hacia la decisión de elegir una relación con alguno de los dos pretensos lo pudiera definir, me di cuenta que era de EL de quien estaba enamorada. Como EL y yo íbamos empezando, fui sincera con él y se lo conté y me dijo que ya lo presentía, que incluso se lo había imaginado por una llamada que tuvimos.
El entonces chiquis Javier, no podía hacerse a la idea que alguien más se había agandallado a su chica y peor aún, alguien ¡¡¡¡que no vivía en Monterrey!!!! Él me insitía en que no me casara y que no me fuera, yo le decía que había perdido su oportunidad, a lo que él me contestaba que no era cierto, que él no me había dicho nada porque así es él, que le gustan las cosas poco a poco, que vayan seguras, así que ni modo.
Ahora que me doy cuenta, el chiquis Rod, es un Javier en potencia: es un típico regio fresa, muy buena onda, pero que no puede soportar la idea de que alguien más le agandalle el plato por andar de distraído, el chiquis Rod es otra historia...

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