Anoche fue nuevamente lana a mi jaula, le ofrecí una cerveza mientras yo cenaba, me gustaba verle y verlo a sus ojos. Mientras él hablaba yo lo seguía viendo, casi casi observando, estudiándolo quizás y con los comentarios de la señorita ExQ en torno a él girando en mi cabeza.
Tenía que decírselo, porque él lo sabía y yo también y como bien dijo mi nena, ya no estamos en secundaria ni estamos para andar con pendejadas de pubertos y fingir como si nada hubiera entre nosotros, que de perdido ya habíamos compartido fluídos. Y sí, le dije:
—Tú me gustas, yo te gusto y no soy de tu tipo.
Quizás hablé entre dientes y mi dicción no fue la apropiada o simplemente lana medio se sorprendió que le dijera las cosas como son, lo que me gustó fue que no titubeó y preguntó con una sencilla sonrisa en sus labios,
—¿Cómo? ¿Qué dijiste?
Y repetí claramente lo que ya había dicho. Entonces, me empecé a sentir como en uno de esos diálogos que escribe mi hermano para sus obras de teatro (sí Renatita, dramaturgia, se llama dramaturgia, ya hasta te oigo en mi cabecita), mientras él hablaba, yo sólo respondía en mi cabeza, en silencio (sí Renatita, logré hacerlo, logré no decir en voz alta lo que estaba pensando). Entonces lana me responde:
—Pues físicamente no tengo un tipo...
a lo que le interrumpo y le digo
—No, no me refiero al físico...
y nuevamente una interrupción, esta vez de su parte, me dice
—Más bien en su forma de ser, me gustan que me hagan reír...
—Eso es todo un reto -le dije-.
—Já! -suelta una sola risa- sí, sí es cierto. Creo que es difícil que alguien me haga reír. Sí, me gustan que me hagan reír.
—Creo que soy divertida, lo puedo llegar a ser contigo -pensé-.
—Me gustan que sean inteligentes.
—Sí lo soy, de perdido, boba no soy.
Tenía que decírselo, porque él lo sabía y yo también y como bien dijo mi nena, ya no estamos en secundaria ni estamos para andar con pendejadas de pubertos y fingir como si nada hubiera entre nosotros, que de perdido ya habíamos compartido fluídos. Y sí, le dije:
—Tú me gustas, yo te gusto y no soy de tu tipo.
Quizás hablé entre dientes y mi dicción no fue la apropiada o simplemente lana medio se sorprendió que le dijera las cosas como son, lo que me gustó fue que no titubeó y preguntó con una sencilla sonrisa en sus labios,
—¿Cómo? ¿Qué dijiste?
Y repetí claramente lo que ya había dicho. Entonces, me empecé a sentir como en uno de esos diálogos que escribe mi hermano para sus obras de teatro (sí Renatita, dramaturgia, se llama dramaturgia, ya hasta te oigo en mi cabecita), mientras él hablaba, yo sólo respondía en mi cabeza, en silencio (sí Renatita, logré hacerlo, logré no decir en voz alta lo que estaba pensando). Entonces lana me responde:
—Pues físicamente no tengo un tipo...
a lo que le interrumpo y le digo
—No, no me refiero al físico...
y nuevamente una interrupción, esta vez de su parte, me dice
—Más bien en su forma de ser, me gustan que me hagan reír...
—Eso es todo un reto -le dije-.
—Já! -suelta una sola risa- sí, sí es cierto. Creo que es difícil que alguien me haga reír. Sí, me gustan que me hagan reír.
—Creo que soy divertida, lo puedo llegar a ser contigo -pensé-.
—Me gustan que sean inteligentes.
—Sí lo soy, de perdido, boba no soy.
—Me gustan que sean muy sensuales -creo recordar que dijo eso, ojalá no esté yo inventando-.
—Sí, también lo soy y lo puedo llegar a ser mucho contigo.
—Pero me gustan que sean tiernas.
—Sí, también lo soy... y mucho, nene, me doy cuenta que no me conoces.
—No me gusta que sean hostigosas.
—Ah no, eso sí no soy, garantizado.
—Pero me gustan que sean tiernas.
—Sí, también lo soy... y mucho, nene, me doy cuenta que no me conoces.
—No me gusta que sean hostigosas.
—Ah no, eso sí no soy, garantizado.
—No me gustan que sean presumidas -creo que eso también lo dijo, pero no recuerdo si con las mismas palabras-.
—No pues ni a mi, me cagan los tipos presunciosos.
—No me gusta que sean carteristas.
—No me gusta que sean carteristas.
—¿Qué es eso? -le pregunté-
—Que sean interesadas -me respondió-.
—Ahhhhhhh -respondo con tono de "ahora se lo que eso significa"-. Ah no pues eso tampoco lo soy, y para muestra un chingo de botones -le volví a responder mentalmente-.
La lista siguió, no muy larga por cierto, fueron como otros tres puntos más, pero que no los puedo recordar con claridad, lo que sí recuerdo muy bien es que todo lo que él pedía o buscaba en una mujer, creo que él no lo sabía, pero lo tenía justamente frente a él. También me di cuenta en el momento, que todo lo que él pedía, son las características básicas que busco en una pareja. Después lo volví a pensar y me di cuenta que yo creo que muchos seguimos esos patrones o conceptos básicos para encontrar a alguien y curiosamente lo dijo casi en el mismo orden que yo los pongo, el primero es que me haga reír, pero el más importante de todos, es que ante todo, me ame como soy.
Así es que no, no se lo dije ni se lo voy a decir, eso no va conmigo, prefiero que se de cuenta, que lo descubran, porque mi impresión es que en ocasiones hablar de sí mismo, a veces lo hace parecer arrogante.
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