Para empezar, pues resulta que el que me había dejado la flor en el parabrisas de mi carro no había sido el taquero, sino más bien el cejas, quien seguramente le pidió a un amigo suyo que lo hiciera por él, porque anda en gringolandia y aún no se regresa. La verdad sí esperé que fuera de él, pero había algo de ilógico que fuera de él porque no sabe dónde vivo y mucho menos sabe el carrito que tengo, pero haciendo memoria, claro que le dedicó un poquito a investigar y pues el resultado fue fabuloso. Al pensar que el "detalle" era del taquero, lo desprecié, es más, hasta sentí una repulsión a la cursilería, pero al saber la verdad, creo que me gustó. La verdad, se merece un diez y como dijo él "pues quién más creerías que fuera? ya te dije, si hay más en la competencia, para mi eso no es un problema". Vaya! hasta que alguien se decide a hacer algo....
Después de saber la verdad, se la quité a Betunia y la puse en mi escritorio.
Llegando a mi casa, la puse en el florero que me había regalado leías en nuestro primer 14 de febrero, cuando nos despedimos en Querétaro, claro, antes de casarnos.
Después del intenso chubasco que se vino justo cuando el reloj marcó la hora de salida, fui a conocer al recién llegado Emir y a visitar a su orgullosa madre. Mientras estaba con ella recibió otra visita y la verdad hasta me dieron ganas de irme porque creí que él quería platicar con ella y cuando fui a los cuneros ya estaban cerrando con la cortina así que regresé pero rato después el chico se fue y al confesarle a Erika que la iba a dejar con él, me dijo "qué bueno que no te fuiste" y ahí me contó algo de historia con ese personaje. A la feliz mamá le hizo bien recibir visitas, después de la mía habían llegado otros y preferí dejarlos. Al verla, casi lloro de la emoción sólo que me dijo "no llores estúpida, que me vas a hacer llorar a mi también". De cualquier forma lloró y no era mi intención, pero dijo que le había servido de catarsis porque sólo estaba obviando su recuerdo...
Emir, el nuevo bebé Conarte.
La feliz mamá y su chiquitín.
Aquí la mamá parezco yo, tengo toda la facha de recién haber parido.
El sábado fui con mi nena a buscar vestido para la boda de súper Mich y me ayudó mucho su opinión. Me cago que cuando "no quiero algo" lo vengo comprando: como cuando busqué mi vestido de novia (que por cierto sigue nuevecito y bien guardado en la tienda) le había dicho a Karluka, "no Karla, no quiero un vestido straple porque me va a hacer ver más bustona" y pues que de pura chiripa me pruebo uno y que me hace ver como Barbie de carne y hueso y que lo compro!!; o cuando digo "me caga el color verde" y ya tengo en mi clóset hasta cinco blusas y un suéter verde; también cuando había dicho "ya no me compraré faldas" y en esta semana me compré dos.... ¿quién me entiende? porque la verdad yo no. Bueno, detalles como esos en la ropa los tengo en lo cotidiano. Hasta les hago el fuchi a los chaparritos y el único con el que ha bailado conmadre ha sido el chaparro bailador del Guaguancó. No podría faltar, el "ya no quiero un novio foráneo, quiero un regio (o en palabras de Renta: un hombre de verdad, jajajaja)" y toma!! que me caso con un jalisquillo y todos los anteriores o siguientes, fuera de Monterrey.... Bueno, pues con esas contradicciones mías me había dicho a mí misma e inclusive a Renata, que no quería un vestido negro, o sea, cómo voy a ir a una boda en otoño, que va a ser en jardín a la 1 de la tarde en vestido negro, o sea, ¿estás pendeja Celina o qué? Y toma!!!! Ándele, por hocicona, de lo mejorcito, me encontré un vestido floripondio blanco y negro, que está muy ad hoc para la ocasión. Quizás no eran los colores, pero la verdad todo estaba a su favor y todo en mi contra.
Resultado: 6 meses sin intereses con tarjetas participantes en la compra de un vestido de coctel en Liverpool, es decir, cerré mi pinche hocico, me tragué mis palabras y cedí (nuevamente) ante el universo.
El hambre nos estaba haciendo perder la razón, bueno, no es para tanto, pero sí cómo no, ya hacía hambre y mi nena y yo fuimos a atascarnos unos platillos bien buenos al Chili's, donde casi toda la tarde fue "autoservicio". El ñor que estaba comiendo en Valle Oriente nos antojó con su cerveza en su vaso alargado todo sudado, esa imagen me procovó mucha "sed" y cedí ante la cebada fresca y procesada.
En la noche, dato muy importante para que no se nos olvide el próximo año, fuimos a cenar al Papalote (museo del niño). Como Marycarmen no me llamó ni el viernes ni el sábado, di por hecho que ya no la tendría que acompañar a su cena gala del municipio ni mucho menos cuidaría a su novio de que otras lo agandallaran, claro, según ella. El plan para la noche, después del tragazón del Chili's, era algo más light, tragar en La Cañita, pero se tuvo que cebar porque el centro, en especial el paseo Santa Lucía estaba hasta la madre, porque el grito ya no sería en el palacio de gobierno, sino en el Paseo, chaaaaaaaaaale, según la hija, estaba al chongo de "pueblo", por lo que nuestro plan de "al fin" ir a cenar a La Cañita, se vio nuevamente frustrado, ya será para otra ocasión. Había un reverendo caos en el centro de la ciudad, ahora sí que "pelusa por aquí, pelusa por acá, pelusa por delante y pelusa por detrás". Ante tal situación decidimos retirarnos hasta otra parte de la ciudad, ir a cenar los tacos caros del Papalote, en Constitución. Fue una cena rica, agradable y sobre todo la compañía. En la foto salgo toda marrana, que es como me estoy poniendo y aunque ya esté haciendo algo al respecto, aún no se nota.... Cuero cejas, aún y así me dice flakita... pobre iluso, la flakita de la secundaria ya se está dirigiendo un poco más allá de la talla 7....
La hija (Kikis), Renis, Olivia, C.C.Kid, Barreras, yo (toda marrana).
No podrían faltar, fotos de doña Pelos antes de bañarla...
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