lunes, diciembre 15, 2008

Doña Pelos y los espejos

Dicen que los animales no se reconocen frente al espejo a excepción de uno sólo que no se cuál es. A veces confrontábamos al Tuno (QEPD) y se ladraba el wey. A doña Pelos, desde peque, la cargaba y la ponía frente a un espejo sin hacer nada, no reconocía nada más adelante de ella. 

Creció y creció hasta ser una peluda y la tarde de ayer que salimos a comprar el melate de él aprovechando la salida para pasear a la pelos, pasamos por unas oficinas con el vidrio que divide hacia el exterior con acabado espejo, fue algo nuevo para mi y quizás para doña Pelos también, ella reconoció un perro frente a ella que quizás imitaba sus movimientos pero no sabía bien a bien quién era y mucho menos se reconocería, ella estaba feliz de ver a otro u otra peluda frente a ella pero no entendía por qué no podía hacer contacto con ese otro igual a ella por lo que su emoción la hacía saltar hacia atrás y regresar al espejo, eso fue en repetidas veces hasta que se dio por vencida y decidió seguir su camino.

A veces eso podemos hacer los humanos frente al espejo cuando alguna emoción en particular nos invade: no reconocernos o como me dijo Rebecca esa vez que me puse loca estando fuera de la ciudad "Bueno nena! Hay otras historias que nos son espejo!.... Si! los espejos siempre ayudan!". Así es, los espejos te pueden brindar otra realidad.

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