El lunes vino la loquita a entregarnos a B y a mi su invitación para acudir a su despedida de soltera. En esa visita nos estaba contando n cantidad de anécdotas que entre líneas la wey sólo está diciendo no quiero casarme. Le confirmé que no asistiré a su boda, claro, no le dije la verdadera razón, lo que no sabe es que una semana antes de su boda haré presencia en ese hermosísimo escenario. Dice estar fastidiada, cansada, que ya ni ve al novio y demás. Es obvio, ella no puede verse como nosotros no podemos vernos sin la ayuda de un espejo. Nos contó de un amigo que le había dicho
—"Yo mejor no te digo lo que pienso de tu boda porque lo que digo sucede",
cuando mi voz en forma automática y sin pensar responde como reflejo al cuerpo
—Pues como quiera va a suceder...
reaccioné tarde de lo que había dicho y me tapé la boca cual Geena Davis en Bettlejuice, le pedí una disculpa inmediata y sonriendo me dijo
—No pues ya dime qué es lo que piensas.
—¿En realidad quieres saber lo que pienso?
—Sí -me dice ella-.
sólo volteo con B para "pedirle permiso" y B me dice,
—Mejor escríbeselo.
—Está bien loquita -le dije-, te lo diré, sólo para que estés consciente de lo que haces y ya cuando estés dentro hagas lo posible por tener un matrimonio feliz.
¿Qué novia no está feliz y reluciente por casarse? Pues esta no. El viernes que llegué tarde a la oficina me la topé de nuevo en el elevador y conversamos un poco mientras ella viajaba al 6º piso, preguntándome si iba a ir "mañana", quejándose y quejándose que ya quiere que termine "eso", en verdad se veía abrumada y estresada, justo al detenerse el elevador le pregunto
—¿En realidad tienes ganas de casarte?
la puerta se abre y la loquita sale en silencio mientras respiraba profundamente para voltear lentamente a verme y responderme asintiendo con la cabeza como alguien que está procesando información,
—Buena pregunta... buena pregunta -diciéndome mientras me miraba y se cerraba la puerta para seguir con mi viaje al palomar-.
Sábado en la mañana, llego al destino de la reunión: desayuno-organizado-por-la-mamá-de-la-novia-y-del-novio-para-que-todas-sus-amigas-señoras-y-demás-familia-supiera-que-su-hija-de-34-años-ya-al-fin-se-casaría.
La loquita llegaba conmigo de vez en vez para desahogarse y decirme completamente agobiada en su tonito chistoso de nicolaíta fresa,
—Ay C, ya, en serio, ya, ya quiero que termine esto.
C le sonreía y le escuchaba. Todo momento era una queja, que no le había gustado el peinado y le pidió a la estilista que sólo se lo alisara, que se sentía muy maquillada cuando en realidad se veía divina, que el vestido, que los zapatos, que ya quería que terminara ya, ya, ya, ya.
La loquita agobiada... está loquita. La loquita es buena onda, linda, alegre, divertida, extrovertida y demás calificativos chidos, sólo que la pobre sufre de ausencia de voluntad propia, su novio y su mamá deciden por ella. El novio es bueno, como ella siempre lo dice "es bueeeeeno". Ay loquita...
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Durante el desayuno conocía a una compañera suya que sólo me la he topado ocasionalmente en el elevador, platiqué con ella, casi al final de la reunión sólo me dice
—Creí que los de conarte eran muy aburridos.
—No, en realidad somos bastante divertidos -le respondí y a su vez por dentro le dije "en realidad creí y y sigo creyendo que los de la agencia son bastante superficiales"-.
lunes, marzo 09, 2009
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