jueves, enero 20, 2011

El elote que me envió el universo

Anoche al salir del trabajo iría con nuestra diseñadora de ceja pero para ello tendría que ir por mi carrito y pues pasé frente al SUSPE y vi cómo un señor que estaba afuera esperando a que su gorda esposa saliera de su clase de baileterapia (ese para bajar los kilitos bailando) se estaba tragando un elote que desde luego se me antojó y más al ver cómo el elotero preparaba otro echándole chingo de chile, uuuuy, babié, pero pues apenas iría con la señorita B a que me resaltara mi belleza sacando unos cuantos pelos indeseables; ya estando en su casa se me había quedado muy marcado el antojo del elote pero no había eloteros cerca.

Ya de regreso a casa pensé seriamente en ir a La Purísima por uno pero me dije, "no andes de golosa, ve directo a tu casa y ahí ves qué cenas", pero no dejaba de pensar en el elote desgranado con chingos de mugrero que le ponen por acá.

Al llegar a mi casa y estacionarme, me di cuenta que justamente en frente de donde entro al pasillo que me lleva a mi jaula, estaba un elotero, con él estaba el vecino Cerati que también había antojado a su amigo con su elote y fueron a comprar uno.

El elotero ve a una persona a lo lejos que todo parecía indicar que se conocían a lo cual le responde como en tono de broma "ya no hay, sólo queda para la señorita" y pues voltea y me pregunta "¿va a querer uno?" y le respondo que sí, "ya ves, sólo queda para ella".

Y en verdad, sólo quedaba uno, para mi.

Sólo quiero agradecer al universo que él y mi cuerpo hayan conspirado para que el último vaso con elote haya estado esperando por mi fuera de mi casa.

En verdad, muchas gracias.

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