Ahora entiendo muchas cosas más, que la vibración de Guadalajara genera el lograr la independencia, "aunque para conseguirla se debe de pagar un alto precio". También aprendí que el 28 de marzo no fue la mejor fecha para casarme, porque fue bajo el regimiento de aries y la lucha de los egos, "primero yo, después yo y al final otra vez yo", que este signo genera una lucha por la lucha de la individualidad en la pareja y surgen los problemas personales por resolver. La vibración de la calle Nuño de Guzmán, donde vivía, también se enfoca en la necesidad de lograr la independencia o individualidad, para lograr el triunfo hay que soportar la lucha y la ansiedad.
Este es un resumen explicativo de lo que se tuvo que pasar, vaya, tenía que tocar.
Las vibraciones de la calle por donde viví por 22 años así como de mi domicilio actual, generan muy buena vibra de desarrollo y armonía.
Entiendo que fue una, quizás, inconsciente autoconfabulación. Nada estaba en favor de que aquella relación floreciera, sólo fue un tormento de cuatro años y medio de transición para lograr mi destino: mi independencia. De su lado, ya no me interesan, sólo contribuyó, aunque dolorosa, a mi madurez.
Son demasiadas olas emocionales y de conocimiento que me revuelcan, me tiran, me sacuden, me ahogo, todo para sentir lo bello que es volver a respirar. El tsunami ya pasó, estas son sólo olas otoñales tipo Huatulco.
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