Con eso de la numerología, me quedé pensando cómo son sabias las vibraciones de los números. Leyendo la introducción del libro, abrí en mi mente un expediente que creí haber cerrado ya, este es cuando estuve con Bety, la psicóloga, cuando traté con ella lo diferente que me sentía viviendo en Guadalajara en comparación de cómo era mi naturaleza en Monterrey. Por la parte psicológica-social yo la tenía más que clara: viviendo allá no estaba con mi familia, a mis antiguos amigos, mis tiendas, mis shopping a Laredo, los sobrinos naciendo y creciendo, etc.
Recuerdo cuando el místico impostor me dijo alguna vez que la Aniger de Guadalajara era diferente a la Aniger de Monterrey, cuando le platiqué esto a la psicóloga me dijo ¿y ya le preguntaste cuál Aniger prefiere? Eso me dejó pensando y claro que le pregunté a lo que me respondió que le gusta más la de Monterrey.
Ahora, creo entender un poco más aquello, lo social me queda claro, las relaciones, lo diferente que es la gente de jalisquilandia a los de aquí, etc., pero de alguna manera creo que también debió de influir las vibraciones de la ciudad con mi nombre, es decir, quizás no era muy compatible o mi vibración podría haberse visto un poco obstruída, por eso la Aniger de Guadalajara no fluía tanto y no era tan chida como la de Monterrey.
Monterrey la mueve, putos jalisquillos (con todo respeto).
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