Llegamos con Pedro y entre risas, entre él y Nora, me hicieron un hermoso peinado, justo y tal como yo lo quería, quizás hasta un poco mejor. A mamáadriana la peinaron con un alaciado perfecto porque no quería irse pandrosa. De ella he aprendido muchas cosas, entre ellas, como eso de merecernos muchas cosas darnos esos pequeños lujitos que lo valemos.
Finalizando, fuimos por el pastel y al lado había una tienda con artículos para fiesta que eran muy lindas... ¡lo sabía! Mamádriana quería entrar y me convenció en adquirir algunos productos, con el pretexto que era una ocasión muy especial y así lo era. Compramos platitos bonitos, servilletas lindas, femeninas y vistosas, así como cubiertos de plástico en color rosa.
El tiempo era corto, por lo que faltaban algunos pocos detalles como comprar las flores que adornarían mi peinado, con el tiempo encima pero todo salió de maravilla.
Como nunca, mi maquillaje quedó divino, lo más impresionante era que yo misma me lo había hecho, le dediqué entusiasmo y quedé linda. Las invitadas iban llegando una por una, poco a poco. Me dio gusto verlas a cada una de ellas, que estuvieran conmigo y demostrándome su incondicional amistad.
Una lluvia caería y teníamos que apresurar el paso, por lo que una vez casi todas reunidas, inicaríamos el ritual de vestir a la novia, así que me trepé a la cama mientras cada una de ellas se encaragaría de una tarea específica: en bata de baño me vistieron primero con la faldilla, la cual mamádriana haría los ajustes necesarios, después, vendría la parte más divertida y linda del momento, meterme dentro del vestido, estaba un tanto nerviosa y preparada psicológicamente de que no entraría a este ya que el jueves por la noche no entraba sin embargo no se de qué manera lo metieron y yo estaba completamente sorprendida de que entrara, mamádriana y yo sospechamos que quizás fue la plancha de vapor lo que hizo que la tela se volviera más noble y expansiva por lo que entró a la perfección sin tener que sostener mi respiración ni con el miedo de que se rompiera (además, sospecho con el pecho y calculo con el pie derecho que además que por el calor, las cervezas y la tragadera me hinché como sapo la noche del jueves, por lo que no había entrado), yo sólo reía y disfrutaba del momento mientras todas y cada una de ellas se resolvían para que quedara perfecto, subirlo, cerrarlo, en eso, dando los ajustes finales, vestida, suena mi cel, veo que era él quien me llamaba, una segunda señal. Regina vestida de novia y el novio llamándole justo en ese preciso momento, no antes, no después, en ese.
Parecía que arreciaría la lluvia, pero terminó. Salimos de prisa antes que la luz natural del sol nos quitara ese privilegio. Todas y cada una de ellas eran comisionadas: mi hermana tomaría las fotos, mamáadriana sería la organizadora oficial, Karluka (la origi) llevaría mis aretes, Mary-c mi celular y las llaves del departamento y la hija sería el chofer oficial. Con una revisión previa, nos cersioramos que no hubieran vecinos metiches y por fortuna por primera vez no estaban a la vista, entro a la camioneta de la hija para dirigirnos al primer destino: valle oriente. Ahí haríamos las primeras tomas, de la cauda, Celina payaseando, coqueteando, jugando y todo loque se pudiera.
Segundo destino: el puente atirantado. Allí fue super divertido, ya que correríamos hacia el camellón cuando no pasaran los carros, además, no faltaba el wey que pitaba con la costumbre de ver a una mujer disfrazada de vestido blanco. El tiempo se iba y la luz también.
Tercer y último destino: la Carmen Romano. Ahí, el espíritu del compañerismo se había fragmentado, quedando algunas aliadas a las últimas tomas fotográficas, mismas que nos las tomamos todas las cómplices juntas para el recuerdo. Al finalizar, me treparía a una banquita para aventarles el ramo, que Paola, que por ahí me contaron por andar de malvibrosa dijo "Ay pues a quien le caiga tendrá mala suerte en no tener novio porque esta novia ni novio tiene" y por andar de hocicona, supe que la primera vez que lo lancé le cayó a ella y se hizo a un lado y la segunda ocasión no tuvo más remedio que tomarlo... ni modo, que ella no supiera que la novia en realidad sí tenía novio, no era mi problema.
Regresamos a casa con la decisión de celebrar cada quien sus despedidas, ya que esa fiesta no sólo era mía, sino para todas, para despedirnos de cargas energéticas chingativas, despedirnos de lo que guardamos sin necesitarlo pero sobre todo, para dar la bienvenida a las cosas buenas que están esperando a ser recibidas por cada una de nosotras. Quizás me llamarán loca, prefiero autonombrarme original, creativa, voluntariosa a desprenderme de objetos enraizados.
Mamáadriana me ayudó a quitarme el vestido que con tantas ganas me vistieron, ella se encargó de colgarlo para que no se maltratara mientras yo me ponía ropa cómoda. Servimos un entremés y la cena: una deliciosa ensalada y lasagna. De postre, pastel dueto del Panyoli.
Esa noche la disfruté con mis amigas, mis incondicionales amigas que apoyan esta clase de iniciativas de Celina. De recuerdo y agradecimiento, les entregué un pequeño ramo de rosas, como parte de "premio de consolación" a las que no les tocó el ramo.
Al irse las últimas de mis cómplices, mamáadriana y yo decidimos hacer la quema de nuestros respectivos fantasmas, ya que hacía unas semanas me había encontrado con las cartas que leías me había escrito de su puño y letra, vestigios de su "sincero y único amor verdadero" hacia mi, recordándome que al verme por primera vez sabía que yo era la mujer de su vida sin olvidar esa primera vez que me conoció y que se fundió en mis ojos, debajo de esa luz mercurial... todas y más testimonios mudos, quedaron hechos cenizas.
Recordé que en esta fecha, hacía dos años justamente fue cuando conocí al mago, cuando leías, lo que nunca, por primera vez tenía la urgencia de hacer algo rápido: recoger sus cosas. Mago: claro que me acordé de esa fecha y gracias por haber sido espectador de esta fiesta de viejas locas.
Como mi huésped es una mujer frenética del orden, limpiamos tan rápido como pudimos para al día siguiente empezar un nuevo día.
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