Después de una larga tarde de cachondeo en sesiones, recibo una llamada justo al dar dos pasos después de cruzar la puerta saliendo de mi clase de yoga, era él, ese viejo amigo de la secundaria, que a los 22 quiso algo más conmigo, quien hoy en día insiste en ser mi amigo. Me estaba esperando fuera de mi casa, me imaginé para qué era su visita pero no quise darla por hecho, no daba pie a nada yo sólo expresé mi hambre en ese momento pero mi intención no era para que me invitara a cenar, sino para ya meterme a mi casa, así que me invitó a cenar, le acepté, al fin se me hizo mi cena de güelita en el Sanborns, un caldo tlalpeño y una limonada. Hasta eso él se portó decente y cuando terminamos de cenar le preguntó si ya me quería ir y le acepté.
Hasta eso no me molestó para nada. Llegamos a mi casa y me ayudó a bajar mis regalos: ¡al fin!, mis patines que él había ordenado especialmente para mi y de paso un ramo de flores (sí, con rosas, como es su estilo). Él abrió el paquete con el cuchillo, dado el accidente que tuve idiotamente en la mañana de cortarme con él. Quiso asegurarse que me quedaran, me los probé sin calcetines, me quedaron un poquito grandes, quizás como me los habían recomendado.
Chuleó mi casa, le encantaron las fotografías, no dejó de repetir lo bonito y lo agradable que me había quedado y sí, tiene razón, me gusta mi casa porque no parece una vil copia de revista, sino que en cada detalle tiene marca Celina. Le gustó, le gustó, le gustó. Le gusta mi gusto. Le gusta que tenga buen gusto. A mi también me gusta mi buen gusto. A él también, como a Juanito, le fascinó la foto en la que salgo con el vestido. Me probé un patín. Le agradecí, le acompañé a la puerta y rápidamente se fue. Eso me gustó. Gracias...
Vi un poco de lo que restaba de Grey's Anatomy, mientras le mandaba un mensaje diciéndole Happy, happy, happy! y toda la demás descripción de que ahora seré como uno de los skatebirds, o sea pa' nuestro lenguaje, como una de "los pájaros patinadores" (ohhh, cómo adoraba yo ese programa). Glad you are so happy!, fueron sus palabras. Le encanta tenerme feliz.