martes, mayo 28, 2013

Avances

Por fin hay algunos logros, menores y no tanto.
Mi bici retro con porta pujos que tanto quería desde enero del año pasado, la tengo desde marzo de este, lo malo, no nos hemos podido escapar los dos a pasear, yo sí, a veces.

Ya hay un centenario para Pujos y un poco más, ya está la visa de trabajo, ahora mi tarea de buscarle chamba; ya avanzo un poco con el portugués, hoy empiezo un segundo curso, el de alebrijes y del otro de arte en mosaico, hasta ya dos trabajos me encargaron.

Que el gobierno quiere guardar discreción que hay un alto índice de secuestro de niños en la ciudad, ya me lo dijeron dos fuentes y es, para que no se detenga la inversión en la ciudad que promete crecer tanto como creció Monterrey en su apogeo. Sólo me queda estar más alerta y no estarme confiando tanto como lo he estado haciendo.

Pero entre tantas cosas, me gustó mucho el carro de mi hermana, que ahora casada y llevada a las Italias, dejó todo para vender, "si yo estuviera trabajando me cae que te compro tu carrito, me gusta mucho", lo repetí muchas veces sin intención y pues la oferta llegó hace dos semanas, siendo una ganga tener el suyo pero vender el mío. La verdad de las verdades es que mi niño ya se le ha metido mucho kilometraje, el doble desde que me cambié de ciudad y con ello refacciones que el marido no está contento, pero la verdad es que le tengo sumo cariño pero sobre todo, recuerdos y viajes, compañeras y pasajeras, ciudades del país y del país norte vecino, sobre todo cuando fui a visitar al aguado cuando trabajaba allá. En fin, pues eso eso, sólo recuerdos que atesoro y atesoraré y que sólo los ocupantes sabemos las historias, desde la hija que sólo sabe de patos y contar hasta dos, hasta atravesando el bosque mesófilo con un par de locas o acompañada de pura testosterona a la Ciudad de México haciéndome recordar cosas innecesarias como la canción de Guillermo Capetillo "25 de diciembre Na-vi-dad", en fin, hasta aquellos viajes cortos a la ex vecina ciudad de Saltillo que nos sirvió para curar nuestras ansiedades. En fin, innumerables recuerdos, exacto, son tantos que siento que se me escapan.

Creo me hacía falta vomitar un poco esto y quizás ya soltar a mi cherrymóvil para que ya se pueda vender.

Gracias a todos los ocupantes que me hicieron pasar buenos viajes y hasta doña Pelos que también disfrutaba de los paseos en él.